Tenemos una vecina, a la cuál le gusta el olor a pino y por este motivo tiene en el balcón quinientos pinos pequeños plantados.
Un comunero que vive sólo, se pone tacones a las tres de la madrugada y se dedica a bailar flamenco con su perro.
Toda una familia se dedica a pasear por los rellanos del edificio en ropa interior.
Seguro que crees que esto es ficción, pero desde Quilez Administradores os podemos asegurar que son verídicos.
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